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Óscar Muñoz: cómo construir empresas con sentido y seguir Haciéndola

Corre 2012. Óscar Muñoz —ingeniero sin pretensiones de agencia— pasa un par de horas con su primer cliente en su pieza y le entrega un sitio hecho en Shopify a cambio de un mini‑skate. “Llegaba a tu casa o tu ibas a la mía, nos encerrábamos un par de horas y... ya listo, ahí está tu sitio”, recuerda. Doce años después, Greenglass vende entre un millón y dos millones de dólares al año y Haciéndola se convirtió en un hub de contenido y cursos para emprendedores. Esta es la trayectoria, contada por el propio Óscar, de cómo pasó de canjear proteína por páginas web a financiar paneles solares para su fábrica —y de las crisis que casi lo echan abajo.

A Darle Vida

El corazón de Haciéndola es crear, darle vida a algo.” Óscar retrocede a la universidad: en la Chile nadie emprendía y él veía compañeros “con talento que querían vivir del surf o ser tatuadores”. Con Shopify aún verde en Latinoamérica, monta su primera tienda en 2012 y en 2014 empieza a “canjear” desarrollos por productos. Para 2016 la tienda Greenglass —vasos hechos de botellas recicladas— ya es su foco; ese año, dice, fue “el punto de inflexión” porque Shopify por fin se integró bien con el píxel de Facebook y la publicidad digital duplicó ventas cada ejercicio.

Inspiración y diferenciadores

Haciéndola nace también en 2014 como blog under de emprendimiento. Allí publica la “Caja de Pandora”: 200 software, libros y referentes que él mismo consume. La idea viene de un ramo de negocios digitales dictado por Pedro Pineda (Fintual) y Daniel Fajardo (Dentalink) que “le cambió la vida”. Compartir todo —libros, contactos de retail o proveedores— se vuelve un mantra: “Si la gente pudiera compartir y ver, más personas podrían vivir de lo que aman.” 

La tensión entre visión y clientes 

Greenglass vive del storytelling ecológico: “He gastado más de mil millones [de pesos] en Greenglass [en publicidad] y harto se va de esos videos, retorno cero...”. Óscar programa campañas para que el mejor clip se muestre hasta que alguien lo vea completo; si a los tres segundos no enganchan, jamás vuelve a aparecer. Así, posiciona marca a costo bajísimo y llena salas donde “la mitad levanta la mano” cuando pregunta quién conoce Greenglass. 

Pero la fábrica propia y con paneles solares donados tras un pitch improvisado— arrastra márgenes delgados y una estacionalidad “satánica”. El reto: encontrar siempre “el ángulo” que hace que la gente quiera comprar ese vaso y estar en contacto directo con el cliente para detectarlo.

Cultura y propósito

Óscar predica que nos tiene que importar, donde habla de que hay que “care”: responder DMs, mirar cómo navega un desconocido en el metro y preguntar al conductor de Uber qué ve en YouTube. Opina que las marcas se pierden “en el manual de marca” cuando “la gente se muere por buen contenido y por contenido auténtico”. Él mismo revisa mensajes aunque tenga equipo, y así mantiene el pulso psicológico que ningún hotjar revela.

Networking sin vergüenza

Para Muñoz, la realidad “es maleable”. Persiguió a Ezra Firestone —gurú de e‑commerce— con 14 mensajes y un vino reventado en la mochila; terminó conociéndolo después de un evento e incluso le ofreció invertir. La receta se repite: esperar al rockstar en el estacionamiento, mandar el DM que da vergüenza, “rogar si es necesario”. Esa insistencia también le consiguió paneles solares gratis y la regularización migratoria de su primer empleado.

Psicología y copy: la palabra correcta vende

Muñoz dramatiza el poder de las palabras con dos cartas imaginarias a una madre, una amorosa y otra resentida, “la misma cantidad de letras” que construyen o destruyen un vínculo. “No se si era de Da Vinci la frase, pero la simpleza es la sofisticación más elegante”, dice citando a Da Vinci; escribir para que entienda un niño de cinco años es requisito de toda landing que convierta.

Caer para seguir: la tormenta 2019

En 2019 Greenglass y Haciéndola casi quiebran: 60 personas, “80 % sin contrato”, robos internos, demandas laborales, falta de caja y una depresión que lo dejó “de rodillas”. El aprendizaje es brutal:

  • Finanzas: entender margen y EBITDA, auditarse, usar software como Chipax o Clay.

  • RR. HH.: conocer la ley y apoyarse en plataformas como Buk.

  • Tributación: asesorarse en optimización fiscal.

Si el negocio está estancado, si no está creciendo, el problema eres tú, no el mercado”, sentencia.

Producto y ventas: el 5 % que mueve el 64 %

Aplicando un Pareto al cuadrado, Óscar reduce el foco del fundador a dos pilares:

  1. Producto – escuchar qué quiere la gente y ajustar rápido.

  2. Venta – grabar anuncios, probar ángulos, comprar atención.

Todo lo demás debe delegarse tan pronto cueste menos que el valor hora del emprendedor.

Preguntas rápidas

Este set de preguntas parte acá.

Pregunta

Respuesta de Óscar

Lo que más te gusta de Greenglass

“Que es sustentable de punta a punta.”

Lo que más te gusta de Haciéndola

“Que me permite ser profesor; enseñar es mi pasión.”

Lo que menos te gusta de Greenglass

“La estacionalidad brutal y manejar una fábrica sin ser industrial.”

Lo que menos te gusta de Haciéndola

“No haber llegado aún al nivel de producto que quiero.”

Persona poco conocida que admiras

Cristian Briones, ex‑convicto que hoy rehabilita a otros con su empresa de agua.

Marca que admiras

Reformation, por elevar el estándar de sustentabilidad en moda.

Cualidad clave para lograr lo que quieras

“Ser simpático: una sonrisa abre más puertas que cualquier funnel.”

Cierre: lecciones para quien emprende hoy

Óscar Muñoz resume su método en tres verbos: pedir, compartir, simplificar. Pide ayuda sin pudor, comparte contactos y aprendizajes para que otros vivan de lo que aman y simplifica cada mensaje hasta que lo entienda la abuela. Con ese triángulo superó un EBITDA negativo, posicionó vasos reciclados como merch cool y forma a miles de emprendedores.

El recordatorio final llega con eco de LinkedIn: “Si tu primera versión no te da vergüenza, lanzaste demasiado tarde.” Vender lo que la gente quiere —lo antes posible— y pulirlo con feedback constante sigue siendo, para él, la única fórmula válida en un juego que, como diría Simon Sinek, es infinito.